miércoles, noviembre 16, 2005

Asombros geográficos

Asombros geográficos. No me parece tan extraño el título de esta entrada. Las cuestiones espaciales suelen llamar mi atención sin reservas. El mismo título del sitio lo prueba (al abrirlo pensaba que todo ejercicio reflexivo -que es lo que aquí intento trazar, a partir de dos o tres detalles dispersos- está signado por el poder de lo territorial...).
Pero esta vez, el asombro tiene un sello singular. Toda mi vida o, mejor dicho, desde que cursé tercer o cuarto grado de educación primaria, viví con la convicción de que México formaba parte de Latinoamérica. Años más tarde, cuando me reclamé de la escritura, la ilusión de que México formaba parte de América Latina me llevó a interesarme por lo que se hacía en Argentina o en Cuba, en Venezuela o Brasil, en Chile o en Uruguay, etc., hasta donde mis enormes lagunas me lo permitían. Al leer a José Antonio Ramos Sucre, a Ricardo Güiraldes o a Joaquim Machado de Assis nunca sentí estar frente a cuerpos extraños o distantes, ni creí que mi contacto con estas obras sería más difuso que si se tratara de Alfonso Reyes o Jorge Cuesta, por la única razón de que con estos dos últimos coincidía cuando menos en lo que mi pasaporte marca como "nacionalidad".
No ignoro cuan baladí es un párrafo como el anterior. Sin embargo, lo menciono porque he estado pensando en ello desde el sábado pasado, en medio de la fría y límpida noche de Tlaxcala, a donde fui para escuchar a Rodrigo Flores y los otros participantes de "Noviembre literario", un ciclo de lecturas de poemas, ponencias y presentaciones de revistas literarias, organizado por el poeta Jair Cortés y el Instituo de Cultura de Tlaxcala. No pude presenciar todo el evento, pues llegué el sábado en la tarde, y sólo atendí los dos actos de clausura. El primero de ellos consistió en una mesa donde varios poetas leyeron su trabajo (Álvaro Solís, Ofelia Pérez Sepúlveda, Víctor Rojas, Mario Bojórquez, Alí Calderón, Mijaíl Lamas y otro par de poetas cuyos nombres, para bochorno mío, ahora se me escapan). El segundo fue la conferencia donde Rodrigo Flores vinculó críticamente las obras de cuatro poetas: Nestor Perlongher, Gerardo Deniz, Antonio Gamoneda y Rodrigo Lira.
Contra toda "costumbre" entre "nosotros", la exposición de Rodrigo estuvo bien documentada, desarrollando un discurso ahíto de interrogaciones, con una lectura que se esfuerza por establecer hallazgos personales y por urdir -con inminente valor- una toma de postura respecto de algunas problemáticas de la literatura actual. En suma, una conferencia que fue hecha no para ser alabada y aplaudida, sino comentada y discutida.
No obstante -y aquí rompo mi rodeo tan largo como necesario- lo que descubrí en la ronda de preguntas y comentarios que sucedió a la exposición de Rodrigo, fue la ansiedad que algunos escritores mexicanos experimentan cuando se les recuerda que abajo de Tapachula aún existe el mundo y la realidad... No es una mala broma. En este país varios escritores escriben abrigados en la certeza de que México debe deslindarse del ámbito cultural latinoamericano, pues pertenecemos a otra parte. Todo esto se translucía en sus intervenciones, donde le reprochaban a Rodrigo que "a diferencia de los latinoamericanos", aquí en México sí escribimos bien, con mayor conocimiento del oficio poético, de la tradición y siendo formalmente más logrados (aunque, como es de suponer, no se explicó qué quería decir con esto)... Un poeta advirtió que "allá en Latinoamérica" los poetas son muy descuidados. Me pregunto si al hacer esta aseveración estaría pensando en Borges, en Oswald de Andrade, en Jorge Eduardo Eielson, en Luis Alberto Crespo, etcétera. Otro poeta nos pidió que "no nos engañáramos"; según su opinión no debemos ceder ante el discurso de ciertos críticos. Apoyaba su idea en el argumento de que, al leer a los Contemporáneos, él jamás encontró esos rastros de la poesía francesa que algunos maledicentes le quieren adjudicar a tan notables poetas. Un escritor se enfadó y dijo que, al sugerirle al poeta que escribiera dimensionando en su lenguaje lo que ocurre en el mundo actual, en realidad se le estaba denigrando. Otro poeta más pidió la palabra para decir que... Y así, durante un buan rato.
En todo este tiempo, a nadie se le ocurrió pensar en lo que realmente dijo Rodrigo Flores, quien en ningún momento sugirió el dilema "México vs Latinoamérica" (quizá porque él también desconocía que México ya se había separado del ámbito histórico-cultural latinoamericano). Una prueba de ello es que habló de Gerardo Deniz, un poeta mexicano. Pero nada de esto interesó ni interesa, como tampoco importaron mucho las ideas que esgrimió, en torno a lo que él llamó "testimonio y contingencia" de la poesía: la referencialidad del poema, la legibilidad de la escritura frente a los mundos cotidianos, la conformación y la validación de los lenguajes, la sospecha ante toda noción de trascendencia en el poema, etcétera... A veces no deben extrañarnos estas cosas: lo importante debe ceder cuando nos acosa algo tan fuerte como una posible invasión de la nueva horda de bárbaros.
En fin, creo que vale la pena preguntarse ¿por qué sentimos una necesidad tan viva de encerrarnos tanto en nosotros mismos? ¿Ante qué necesitamos defendernos? ¿Por qué necesitamos recordarnos de forma tan reiterativa que nosotros también existimos, que es cierto que pueden existir Diego Maquieira o Marosa di Giorgio, pero nosotros también tenemos poetas? No aventuro ahora una respuesta. Esta nota sólo deseaba apuntar un asombro. Únicamente insisto en la necesidad de formulárselas. De no hacerlo, terminaremos convencidos de que T.S. Eliot es el José Luis Rivas de los ingleses.

7 Comments:

Blogger nohaypoema said...

.ola jorge. .pues sí. .absolutamente de acuerdo.

7:33 a.m.  
Blogger Mercedes Gómez de la Cruz said...

guau! me encantaría leer la ponencia de Rodrigo, ha de estar muy buena, muy fuerte. La verdad es que no quisiera contribuir a la confusión general, pero ya que estás tan interesado en conocer problemáticas de otras latitudes, te comento que en Argentina sucedió (o sucede, no está muy claro que haya dejado de suceder) que el stablishment literario argumentaba la filiación literaria argentina con la europea, fundamentalmente, y con la norteamericana, en segundo lugar. Eso está muy bien si pensamos en Borges, en particular, y en el grupo que gravita en torno a la revista Sur, sobre todo. Incluso en muchos otros grupos que se adhirieron a las premisas del surrealismo francés (aunque con sus ineludibles particularidades -pienso en los grupos de las revistas "Poesía Buenos Aires" y "A partir de cero"), pero eso ha convivido con otras corrientes y nombres que guardaban una filiación más latinoamericana aunque la "realidad" argentina no guardaba una relación directa con la "latinoamericana"... Hasta diciembre de 2001, en Argentina se mantenía el discurso de caracterizarlo como el país "más europeo" de América Latina... y puede ser que así sea, pero eso es altamente discutible a partir de esa fecha. La catástrofe hizo que ya no se esté tan seguro de una afirmación semejante. A partir de esa fecha crucial la presencia ineludible de la pobreza en nuestras calles nos ha dado otra mirada sobre nuestras propias manifestaciones culturales y las que nos rodean. Estamos ante un nuevo camino, que podría denominarse como "la latinoamericanización de la cultura argentina". Ya hemos hablado harto de esto, Jorge, no? Pero bueno, al parecer el tema no se agota y habrá que hacerse cargo pebetes!

8:25 a.m.  
Blogger Inti García Santamaría said...

.saludos. .provincianismo mexicanísimo porque no valoran los caminos d la vida. .los caminos de la vida no son como yo pensaba. .no son como imaginaba. .no son como yo creía.

10:54 a.m.  
Blogger Jorge Solís Arenazas said...

Mario:

Antes que nada, gracias por atender mi nota, y tomarte el tiempo para responder. Van un par de aclaraciones breves.

1.- Ciertamente, aprecio mucho a Rodrigo y comparto con él no pocas inquietudes, lecturas, juicios, intereses críticos, etc. Sin embargo, a pesar de todo esto, no somos siameses ni nos hemos unificado en una sola entidad. Por lo tanto, he de deslindarme de un par de cosas frente a las que no tengo que ver (por ejemplo, la revista Oráculo, de la cual yo no participo, etc).

2.- Confieso que, entre tantas notas curriculares que sorteas, me cuesta algo de trabajo seguir tus ideas. Pero, en todo caso, me interesa abordar dos puntos.

Leer a los poetas latinoamericanos (o a los alemanes, japoneses, italianos o de cualquier otro ámbito idiomático) no implica un "desconocimiento oceánico" de la poesía en México. ¿Por qué suponer que se lee a los primeros en detrimento de éstos últimos? En todo caso, ¿quién propuso algo similar? Yo no, por cierto. Creo indispensable leer a los poetas de México, pero no para asombrarnos con nuestros eternos espejismos. Más bien urge ponderar críticamente una perspectiva amplia, donde los poetas mexicanos realmente entren a dialogar con otras esferas, otras vertientes, otras tradiciones, ámbitos lingüísticos diversos, referentes discursivos distintos, etcétera. En síntesis: que yo prefiera a Nicanor Parra sobre Mario Santiago (de quien aprecio un par de poemas que me parecen tan intensos como poco apreciados, en gral), o por encima de Efraín Bartolomé (de quien no he encontrado un sólo texto que me motive), no puede significar, en modo alguno, que proscribo -ni que ignoro- a los poetas mexicanos; mucho menos que intento establecer que "los latinoamericanos" (sic) son mejor que "los nuestros". No sé, en suma, qué te hizo suponer que yo defiendo tal despropósito. No, ciertamente, nada de lo que haya escrito. ¿Será acaso ese comentario que escuchaste de forma dispersa y de soslayo, en una charla en la cual ni siquiera participabas y por lo que, es de suponerse, no estabas enterado de lo que realmente se decía? Seguramente no. Quiero creer que no puede reducirse a eso el genuino interés crítico del cual hablas en tu respuesta, ni que mediremos el discurso de los otros a partir de lo que alcanzamos a escuchar en conversaciones ajenas.

En segundo sitio, creo que todas estas discusiones -al igual que las que se han establecido en los días pasados- muestran una clara ansiedad que lleva a establecer juicios sumarios y, sobre todo, muestra cuánta necesidad tenemos de seguir centralizando "nuestra poesía". Y aquí reitero -pues al parecer no fue muy claro lo único que dije-: No reprocho el interés por los autores mexicanos. Únicamente creo sano cuestionarnos este interés. No creo en ningún discurso aséptico, ni en ninguna elección estética que sea inmotivada. Por ello, estoy convencido de que al interrogarnos por estas necesidades de lectura comprenderemos mejor qué las moviliza. Es decir: estaremos en mejores condiciones para hacer una revisión crítica sobre nosotros mismos. Eso, claro, en caso de que nos interese plantearnos nuevas experiencias de lectura, antes de construir solios para nuestras luminarias locales.

Celebrando este diálogo, y animado por comenzar a discutir distintos puntos, te saluda:

Jorge.

2:52 a.m.  
Blogger Jorge Solís Arenazas said...

Florecita:

Gracias por tu testimonio... Ojalá los lectores de poesía (y, si ocurren milagros, los escritores) lleguemos al "pasaporte único" que la política exterior de la mayoría de nuestros países no ha establecido, por distintas razones.

Un abrazo.

3:01 a.m.  
Blogger Jorge Solís Arenazas said...

Post data:

Mario, he borrado uno de tus dos mensajes pues, hasta donde pude observar, lo único que cambiaba era el título.

Saludos.

3:02 a.m.  
Blogger Inti García Santamaría said...

Superminds/ Lunes a viernes/ 15:00 hrs, repetición 20:00 hrs./ Telehit/ Canal 709 de Sky

10:12 a.m.  

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