miércoles, noviembre 09, 2005

Colección Binomio

Hace un par de horas, se presentó Fotosíntesis, el segundo libro de poemas de Ramón Peralta. Está editado por Solario y la gaceta Literal. El proyecto resulta por demás alentador. Si algo hace falta en la poesía en México, es una mayor determinación para gestar trabajos de este tenor. Urge que editores de relativa independencia materialicen su apuesta por ciertos autores y por obras con el perfil que les parezca adecuado. O, para ser aún más claros, que puedan editarse libros de poesía sin estar mendigando ningún tipo de permiso, aplauso, bendición o burocracia, en la medida de lo posible. (Tan ingenuo me parece satanizar la relación de un escritor o un editor con el Estado, como sumergirse en ella hasta la asfixia total. Ambas cosas son letales. Ni el tipo de poeta cortesano ni el tipo de poeta que busca el aura del out-sider parecen convenientes. Pero todo esto debería ser un lugar común que ni siquiera vale la pena considerar... ¿O, en contraste, es por ello que hay que ponerle más atención, y detenernos más en el asunto?)
En cualquier caso, este comentario lleva otra intención. Después de saludar con todo mi júbilo el proyecto de Solario y Literal (la colección "Binomio"), deseo pedir que pongan más empeño en las siguientes ediciones. El libro de Ramón Peralta merecía un trabajo de mayor cuidado. El lector entiende que un proyecto independiente opera con recursos muy limitados. Sí. Pero la creatividad del editor puede sobreponerse a esto, encontrando siempre otras opciones. La impresión del libro es mala, y eso se debe en parte al papel (¿por qué publicar poesía en papel bond y, encima de todo, blanco?). Pero lo que más me inquieta, es que no todas las deficiencias se deben a una cuestión de infraestructura. Por ejemplo, el diseño de interiores es muy accidentado. Ni la tipografía, ni la caja de texto, ni los otros elementos que hacen del libro un soporte adecuado se justifican, tal y como aparecen en Fotosíntesis.
Siempre deberíamos recordar que el papel del editor es, sin exageraciones, tan indispensable como el trabajo del poeta. Su función no se limita a difundir libros; antes que la intensa tarea de promover voces poéticas, está la de hacerlas legibles, en el sentido más amplio del término . Y, en este punto, creo que los editores de la colección Binomio podrían esmerarse más.
En fin. Por encima de todo esto, nada resta el compromiso y la valentía que significa abrir, en pleno desierto, un espacio para que una voz llegue al sitio donde ha de realizarse con plenitud. Algo del todo plausible, especialmente si la voz que se presenta se trata de un poeta como Ramón Peralta, quien ha trabajado -independientemente de los reparos que puedan ponerse a su escritura- con una honestidad que encuentro irreprochable.
Cierro esta atolondrada nota diciendo que al trabajo de los editores y del propio poeta, se le suma el de la fotógrafa Edna Vite, que presenta siete ejercicios fotográficos que aparecen tanto en interiores como en la portada. ¿Algo más que añadir? Sí... En horabuena.