jueves, noviembre 10, 2005

¿Meses críticos?

Durante ocho meses (uno menos de los que dura la gestación humana), la poeta María Rivera convocó a poetas, editores y críticos literarios para discutir sobre la poesía y sus problemas en la actualidad. Poesía y presente, que era el título de este ciclo, reunió a tres escritores el primer miércoles de cada mes, desde marzo hasta el día de hoy, que se llevó a cabo la última mesa del ciclo. Creo conveniente hacer una lectura de conjunto de estas mesas, ya que tuve la fortuna de estar presente en todas. Intentar un preliminar retrato hablado de lo que significó esta experiencia.
Ya no debería resultar una sorpresa, pero no puedo dejar de mencionar que es revelador notar cómo se desarrollaron estas discusiones. La mayoría de ellas parecían un debate realizado en un pueblo fantasma. Dos o tres mesas con dos o tres invitados de cada poeta, que generalmente iban más a acompañarlo que a cuestionarse conjuntamente sobre los temas propuestos. Hubo una fecha donde, si la memoria no me falla, eran cuatro las personas en la mesa (contando a la moderadora), y cinco entre el público. No condeno esto. Por un lado, no existe ninguna obligación de participar en estos eventos; por el otro, el nivel reflexivo de los panelistas no siempre es muy atractivo. No obstante, esto es un claro síntoma de lo que nos ocurre. Pienso sobre todo en el hecho de que los participantes de las mesas rara vez acudieron a escuchar a los otros. Aunque, nuevamente, esto no extraña. Este país es de los poetas proféticos, que están resueltos a dar su mensaje a los elegidos sin detenerse mucho para escuchar lo que tienen que decir los otros (suponiendo que los otros tengan algo que decir). En fin, quizá albergo una excesiva paranoia, y sólo se trata de que los escritores tiene muchas ocupaciones, muchos pendientes laborales, domésticos, familiares o de cualquier otro tipo, que les impiden atender a los demás.
Los temas fueron tan variados, ricos y fértiles como predecibles: la identidad de la poesía mexicana, la función del poeta en la sociedad, las relaciones de la poesía con la pintura, las correspondencias y diferencias de la poesía mexicana frente a otras tradiciones poéticas de América Latina, el estado actual de la edición de poesía, la problemática relación de la poesía con los lectores, la poesía social, la conveniencia o inconveniencia de las becas a escritores (uno de los temas, por cierto, donde se revelaron más culpas y rencores), e incluso hubo quien habló de la poesía como negocio o del proceso físico que supone editar un poemario... Hasta donde recuerdo -y creo tener una memoria saludable- nadie habló de las relaciones de la poesía con el sexo, la ciudad, la música, la vestimenta, la alimentación, la religión, la ética, la tecnología, los lenguajes de los medios de comunicación, ni otras experiencias que indiscutiblemente forman parte de la vida actual. Sin embargo, estas omisiones - que pueden ser calificadas de casi cualquier modo- ya no resultan sorpresivas.
Ahora bien, si hablamos más concretamente de los discursos de los poetas, hay que reconocer que no estamos atravesando por un periodo brillante en cuanto a necesidades y respuestas reflexivas se refiere. La falta de rigor, el apresuramiento, los juicios sumarios, la desinformación, el provincianismo, el humor fácil y los tonos paródicos en lugar de la consistencia crítica no fueron rasgos inusitados en los planteamientos que se hacían mes por mes. En todas las mesas escuché enunciados impacientes, donde el poeta nos recordaba que "hacía falta criticar tal cosa". Siempre esperé que, de inmediato, el poeta en cuestión comenzara a ensayar la crítica a la cual convocaba o recomendaba, por lo menos. Mas no era así. En ese sentido, me quedé con una impresión muy parecida a la que tengo cuando escucho a los candidatos en una elección presidencial. Todos ponderan lo que le hace falta al país, a la sociedad civil o a los teporingos de San Luis Potosí. Pero ahí termina todo. Pareciera que nuestra tarea es señalar los puntos de la agenda poética, para después cruzarnos de brazos hasta que el vecino la lleve a cabo...
No quiero fustigar en abstracto; de hecho, tampoco en concreto: no quiero fustigar en absoluto. Me incluyo dentro de estas críticas, pues no sólo fui espectador, sino que me tocó el honor de compartir mesa con Armando González Torres; la primera del ciclo, en realidad. Los otros participantes (espero no omitir a ninguno) fueron: Daniela Tarazona, Antonio Calera Grobet, Edgar Valencia, Rodrigo Flores (recién desembalado desde Bilbao), José Luis Bobadilla, Luigi Amara, Ramón Peralta, María Vázquez, Alejandro Tarrab, Luis Felipe Fabre, Luis Jorge Boone, Daniela Ramos, Raquel Huerta-Nava, Erik Estrada, Lizeth Silva, Francisco Fenton (¿se escribe así su apellido?), Daniel Mir, Raquel Olvera, Ángel Ortuño e Iván Cruz. ¿Alguién más? Me parece que el barco navega completo. Sólo dos escritores que estaban programados pero que, lamentablemente, al final no pudieron estar: Jorge Fernández Granados y Daniel Lezama. (Ahora que lo pienso, casi todos nacimos y vivimos en Ciudad de México, salvo alguna excepción como la de Ángel Ortuño. La nota no intenta cumplir un credo políticamente correcto, pero es evidente que esto representa un sesgo en el diálogo. Los centralismos son una de las notas constantes no sólo en nuestra poesía, sino en toda la historia de América Latina).
Por encima de todo esto, el ciclo de Poesía y presente me deja un grato sabor de boca. Espero, con toda sinceridad, que María siga convocando y propiciando estas discusiones públicas, que son excelente terreno para ejercitarnos en el diálogo, la crítica y el cuestionamiento recíproco. Pues en el fondo estoy convencido de que todas nuestras incipencias no son sino probables puntos de partida para ir madurando las ideas, las confusiones, las interrogantes y las lecturas que trazamos sobre la poesía y el presente. Y esto dinamiza el contexto de la poesía, donde ciertamente el anecdotario tiene un punto de ebullición más fácil de alcanzar que el de la construcción de una mirada. Puestos a evaluar, diría que el ejercicio de estos meses es plausible, y debe continuarse por todos los medios a nuestro alcance. La lucidez, ya se sabe, no ha de salvarnos, pero aún así vale empeñarse en alcanzarla, aun sea en un par de instantes especiales, aún sea por medio de ciertos atisbos de poesía, donde se nos reclama una responsabilidad por el presente.

7 Comments:

Blogger Mercedes Gómez de la Cruz said...

"desde lejos no se ve"

5:47 p.m.  
Blogger Jorge Solís Arenazas said...

Imposible ver cuando unos tenemos los ojos cerrados y otros tenemos una simple chispa accidental y creemos ser el eje de los incendios. Con realismo, aquí la biblioteca no está en llamas.

Gracias por venir por acá.
A-BRA-ZO-TE.

12:31 a.m.  
Blogger Inti García Santamaría said...

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10:15 a.m.  
Blogger María Rivera said...

Te felicito por tu blog y te agradezco nuevamenente tu asistencia al ciclo que mencionas: tus aportaciones contribuyeron, en mucho, a ampliar la discusión. Si bien no comparto del todo tu diagnóstico,"Poesía y presente" logró el cometido que se planteó y que consistía en abrir la discusión sobre estos temas. Con respecto al centralismo sólo quisiera precisar que, aun con nuestras limitantes económicas, tratamos de paliarlo con otras cinco mesas de "poesía y presente" del ciclo "Poetas de los Estados en la Casa del Poeta" Por allí estuvieron poetas de Guadalajara, de Tabasco, Campeche, Veracruz, Estado de México y, proximamente, Chihuahua y Morelos (César Silva Márquez, Kenia Cano y Edgar Rincón Luna)discutiendo sobre los mismos temas... que a unos apasionan y otros desdeñan... En fin, nuevamente, gracias por tus disensos mensuales.
Un abrazo.

12:37 p.m.  
Blogger Mercedes Gómez de la Cruz said...

las llamas de la poesía y el arte flamean en México, ardiendo sin quemar. La cultura mexicana, siempre por descubrir, es una llama que da luz y que no quema. Claro que nada se está incendiando en México (excepto aquella torrecita frente al hostal, jaja)
ABRAZO-TE

12:55 p.m.  
Blogger nohaypoema said...

.jorge. .acá visitándote. .ya hemos platicado. .tu lucidez cuestiana y cuestionadora es uno de los posibles hilos de ariadana para penetrar o salir del laberinto. .saludísimos. .rodrigo "el nuaipuema".

11:17 a.m.  
Blogger Jorge Solís Arenazas said...

Perdonen dejar estos comentarios suyos sin respuesta. Tlaxcala, las 1125 páginas de "2666" y un ridículo connato de gripa me lo impidieron. Les agradezco mucho por atender el espacio.

María: ciertamente tú y la gente de la Casa del poeta realizan un esfuerzo por mantener integrados los trabajos y las reflexiones de escritores de distintos estados del país, y no únicamente de Ciudad de México. Pero que esto deba hacerse desde la misma Ciudad de México ya resulta revelador. Desde luego, no les pido a uds. que solucionen las siglos de centralismo que han permeado en la historia de casi todo el continente.

Por cierto, quiero iniciar el año que viene sin deber nada y sin que nadie me deba nada (más que respeto, si bien me va). ¿Nos vemos pronto, no?

Alejandro: Gracias. La Ópera nos espera ¿vale? Un abrazo desde acá.

Rodrigo: entrar al laberinto, siempre entrar... Un abrazo.

Y al arrepentido que quitó su comentario, aquí le respondo:

............................

2:02 a.m.  

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