miércoles, enero 02, 2008

Discurso y exterioridad

Hablar de lo que la poesía es, lo que el lenguaje es, lo que la escritura es, lo que el autor es... No importa lo que decimos en un nivel particular: el tono de nuestras pretendidas reflexiones es un síntoma de cómo nos cerramos ante la contingencia de las lecturas. Dicho de otro modo: al pretender formular cualquier enunciado general sobre la literatura, en el fondo estamos poniendo un delicado velo de silencio a todo lo que permanece como la exterioridad de nuestro discurso. Los signos pueden ser transparentes, si se quiere. No así nuestra relación con ellos, ni la raíz del apetito que desarrollamos al estar en contacto con su dimensión. Más allá de nuestras flacas esperanzas, no hay palabra que pueda librar una última condición de opacidad.